El Desierto de Atacama en el norte de Chile, con baja humedad, altas cumbres y escasa contaminación lumínica, fue señalado por el National Geografic como el mejor sitio en la tierra para observar el firmamento, situando a Chile como el nuevo referente de la denominada «cultura de los cielos», el astroturismo. Este observatorio natural del que hace cientos de años ya disfrutaban las primeras culturas andinas, quienes tenias las estrellas como sus grandes guías. La zona donde se ubica la ciudad de Antofagasta (que concentra el 11% de la industria astroturística nacional) se destaca por el buen tiempo y un sol casi permanente, lo que posibilita el desarrollo y la practica desde ya hace una década del turismo astronómico , con la instalación de dos grandes centros de observación científica y turística: Paranal y Armazones. Además, aquí se construye el telescopio mas grande del mundo, el E-ELT.

Las mismas estrellas que en la era prehispánica guiaron las caravanas quechuas, aymaras y coyas, son ahora las estrellas del turismo astronómico que sorprenden a turistas de las mas diversas partes del mundo. La ubicación de los actuales centros astronómicos, coinciden con aquellas utilizadas por antiguas culturas precolombinas en la observación de los astros, cuyas presencia se puede apreciar en diversas manifestaciones arqueológicas. Junto a estos sitios arqueológicos y los nuevos observatorios astronómicos, se origina una nueva oferta turística denominada arqueo astronomía, con recorridos y cabalgatas que integran lugares menos conocidos de Los Andes, pero de gran trascendencia en la cosmovisión de las santiguas culturas andinas.