Punta Cuartel es una hermosa playa tranquila, ideal para actividades recreativas y deportivas acuáticas. Está ubicada en la comuna de Mejillones, dentro de la península del mismo nombre, y se caracteriza por su abundancia de recursos marinos. Se puede acceder fácilmente a través de una carretera en buenas condiciones, a solo 22 km del centro de Mejillones.
La península de Mejillones es una formación geológica única. Se extiende 60 km y se proyecta 40 km hacia el océano Pacífico. Su geografía incluye grandes acantilados, cavernas y quebradas profundas, lo que da lugar a dos bahías: Bahía Mejillones, al norte, y Bahía Moreno, al sur.
Las aguas de la península son ricas en nutrientes, lo que atrae una gran diversidad de fauna marina, como delfines, ballenas y diversas especies de peces, haciendo de este lugar un atractivo para los turistas interesados en la vida marina.
Los Changos, antiguos habitantes de la zona, recorrían la península en balsas hechas con cuero de lobo marino. La abundancia de recursos convirtió a Punta Cuartel en un sitio clave para asentamientos temporales, ya que la falta de agua potable impedía permanencias prolongadas.
Los Changos eran expertos en la utilización sostenible de los recursos marinos. Esta habilidad nos deja importantes lecciones, sobre todo ahora, cuando muchas especies están en peligro por la sobreexplotación y la contaminación.
Hoy en día, los descendientes de los Changos en Punta Cuartel siguen cuidando su territorio, aunque Mejillones ha sido declarado una zona de sacrificio debido al deterioro ambiental. Un estudio realizado por el Ministerio del Medio Ambiente en 2019 concluyó que la Bahía de Mejillones del Sur está en un estado ecológico deficiente, con una tendencia al deterioro.
Raúl Riquelme Flores, representante del pueblo Chango, reflexiona sobre esta situación: “Se están rompiendo equilibrios sin que la gente lo note. Lo que se veía hace 10 o 20 años ha desaparecido. Es hora de tomar conciencia y fomentar el ecoturismo responsable”.
La península de Mejillones también tiene un importante valor histórico. Durante la colonia española y los primeros años de las repúblicas de Chile y Bolivia, se explotaba el guano fósil de la península. En 1842, el presidente Manuel Bulnes declaró los guanos al sur de Mejillones como propiedad chilena, estableciendo el paralelo 23 como límite entre ambos países.
Este conflicto llevó a la construcción de un fortín en Punta Cuartel, donde la fragata Chile izó la bandera chilena en 1846. El lugar recibió su nombre actual por esta estructura militar.
En los años 70, Ramiro Rojas Herrera estableció en Punta Cuartel una empresa pionera en cultivo marino, conocida como Punta Rieles. Con el tiempo, gracias al esfuerzo de personas comprometidas con la historia de Mejillones, el nombre original de Punta Cuartel fue restaurado.
Hoy, Punta Cuartel es un destino turístico con muchos atractivos. Su playa es ideal para disfrutar en familia, ya que su ubicación la protege del viento y las olas. Esto permite la instalación de un parque acuático seguro para los más pequeños.
La pesca deportiva de especies como jureles y monitos, tanto de día como de noche, es otra actividad popular entre los visitantes.
El ecosistema único de la península permite a los turistas practicar ecoturismo, con excursiones en barco o caminatas por la zona. Los visitantes pueden observar delfines, ballenas, pingüinos de Humboldt, y con suerte, tortugas y chungungos. En el mirador de cetáceos en el farellón costero, es posible ver especies como la ballena azul, la ballena jorobada, y la ballena de aleta.
La Bahía de Mejillones es un área importante de alimentación para estos cetáceos. Por ejemplo, la ballena jorobada se alimenta de anchovetas durante su migración a aguas tropicales. La ballena de aleta es visible tanto en verano como en invierno, lo que hace de Mejillones la segunda área de Chile con mayor presencia de esta especie.
Entre los delfines que habitan en la bahía se encuentran el delfín oscuro, el delfín común, el delfín nariz de botella y la marsopa espinosa. Además, se pueden observar cuatro especies de tortugas marinas: tortuga verde, tortuga cabezona, tortuga laúd, y tortuga olivácea. Todas estas especies están en peligro, según la Lista Roja de la UICN.
Finalmente, Raúl Riquelme invita a los turistas a conocer la cultura Changa y a participar en el turismo sustentable. Según él, educar a las nuevas generaciones sobre la espiritualidad y cultura Changa es clave para proteger la biodiversidad de este territorio.